La temporada de nuestros truficultores está llegando a su fin, y con ello el fin de la Trufa fresca Negra de temporada, sin embargo, aún se dan los últimos coletazos en nuestras tierras… Todavía la madre naturaleza quiere seguir sorprendiendo a nuestros comensales con este producto tan valioso a nivel culinario.
Hoy nos vamos con Terry a disfrutar de un día en el campo, a cargarnos de energía positiva, a desconectar de este ritmo de vida, y por supuesto a buscar nuestra Tuber Melanosporum. Vivimos en un pueblo de Teruel, Santa Eulalia del Campo, y despertarte aquí cambia mucho de hacerlo en una ciudad, sabemos que no nos vamos a encontrar con un atasco, ni con semáforos a 30 km a la redonda, ni vamos a tener problemas para aparcar.. se podría seguir con una lista larga de pros y contras, pero a lo que íbamos… Aún viviendo en el medio rural, nos gusta desconectar, bajarnos de la rutina.. y lo conseguimos cuando vamos con nuestros perros en busca de la Trufa Negra.
Bajar del coche y darle rienda suelta a Terry es el pistoletazo de salida de nuestro día trufero. Este ya empieza a olisquear sin que nos dé tiempo de decir a la de tres: uno, dos y yaa.. qué va, a Terry como a los demás compañeros que tenemos se les nota las ganas que tienen nada más que suben en el auto y nos vamos para las plantaciones, están excitados desde el momento que nos ven porque saben que vamos a divertirnos. Y es verdad, que son muchas horas, condiciones climatológicas algo extremas ( recordar que vivimos en un pueblo de Teruel y que nos han bautizado junto con Molina y Calamocha como el Triángulo del frio, ahí lo dejo) y también días de frustración, porque no todo es tan bonito como parece, pero sí, nos divierte, y mucho.
Cada día que vas a buscar trufa no sabes lo que te espera, y es así, de verdad. Un día se puede dar súper bien y sacar Trufa de calidad extra o de Primera, pero al siguiente día por mucho que lo intentes no encuentras, o encuentras unas muy pequeñas, tanto que seguramente te habrás dejado varias al estar buscando y las habrás vuelto a enterrar otra vez.
Terry parece que no se inmuta si sacamos una grande o pequeña, él juega bien, va teniendo su recompensa en modo de golosina.. y al final el truficultor se mete tanto en este juego que se olvida de la hora que es, de si comió o de si su cuerpo le empieza a hacer mella de tanto agacharse..
No sabemos que nos depara cada día, pero el hecho de ir a la naturaleza es un placer que debería experimentar más la sociedad.. El contacto con la naturaleza disminuye los índices de serotonina en el cuerpo, y por lo tanto los niveles de estrés. Hace conectarnos más con nosotros mismos, relativizar nuestra escala de valores.. No es suficiente positivo esto? Propongámonos desconectar de vez en cuando, y siempre respetando nuestra madre naturaleza, porque aunque no busquemos Trufa Negra de Teruel, siempre podremos ser como Terry e ir buscando recompensas por otros lados.