Hoy te contaremos sobre el origen de la trufa negra: En Sentidos Truferos queremos revolucionar el sector de la trufa negra, combinando la tradicionalidad de la trufa negra con las nuevas tecnologías, creando un portal especializado en trufa negra de la mejor calidad.
Sin embargo, hoy vamos a dejar atrás esta visión revolucionaria del sector de la trufa negra y vamos a echar la vista atrás para conocer los orígenes de este hongo en la cocina española y en el mundo. ¿Quieres saber cuál es el orígen de la trufa negra? Te lo contamos a continuación.
La primera trufa negra
Lo cierto es que si hablamos del origen de la trufa negra, se desconoce cuál fue la primera trufa negra que se encontró y qué uso se le dió. Sin embargo, sí que se conoce que en la Edad Antigua ya se documentó el uso de la trufa negra. Los faraones egipcios le daban un uso gastronómico, incluyendo la trufa negra en sus platos hacia el 1500 AC. Y, con muy buen paladar, la consideraban un manjar y un alimento preciado.
Los babilonios también utilizaban la trufa negra con finalidades culinarias, pues el faisán trufado era uno de los mejores platos de su cocina. Por otro lado, los griegos y, posteriormente los romanos, empezaron a utilizar la trufa negra de forma habitual en la cocina.
Descendiente de los dioses: La trufa negra
Ya desde entonces, la trufa negra era un condimento muy deseado y buscado. La trufa negra se hizo tan deseable que incluso se crearon leyendas sobre su origen, pues incluso se llegó a decir que era creación de los dioses o un milagro de la naturaleza. Y, hablando de leyendas, el discípulo de Aristóteles, el griego Teofrasto, describió la introducción de la trufa negra en su libro “Historia de Plantas”. Un dato curioso es la particular forma de describir este hongo en su libro como “Vegetales carentes de raíces, que engendran las lluvias de otoño acompañadas de truenos”. Lo cierto es que, no se sabe si de forma casual o por algún motivo que desconocemos, acertó en la importancia de las tormentas de verano y otoño para el desarrollo de la trufa negra.
Pues, como podemos ver, aunque pasen los años, hay cosas que no cambian: la exquisita trufa negra, desde que se ha documentado su existencia, se ha considerado un manjar. Sin embargo, a pesar de nunca olvidar su riquísimo sabor, sí que hubo un momento de la historia en el que la trufa dejó de ser protagonista.
La gran olvidada de la Edad Media
Después de el gran descubrimiento en el origen de la La trufa negra, fue la gran olvidada de la Edad Media, pues en esa época desapareció prácticamente por completo el consumo de trufa de cualquier tipo. Esto no es de extrañar, pues igual que en épocas anteriores se asociaba la misticidad con la trufa por la dificultad para encontrarla y su exquisito sabor, en la Edad Media el hongo quedó prohibido por la Iglesia Católica.
La trufa Negra no tenía unos orígenes claros, se desconocía su descomposición y, además era casi imposible de encontrar. Si a todo esto le sumas que no es un alimento necesario para la subsistencia humana, sino que más bien va orientado al placer culinario y gastronómico, es evidente que las tendencias eclesiásticas de la época llegaron a considerar la trufa negra prácticamente un pecado. Debemos recordar que en la edad media, la vida humana debía dedicarse de forma única y exclusiva al culto de Dios. Por este motivo, la iglesia tenía una fuerza espectacular sobre el comportamiento de la sociedad.
Los orígenes de la trufa negra tal y como la conocemos
Lo cierto es que el momento en el que la trufa negra aumentó su presencia de manera transversal, no fue más que una mera situación coyuntural nada planificada por la sociedad. Debemos remontarnos al siglo XIX, en la época de la vanguardia filosófica y política.
Las plagas era uno de los principales problemas de la sociedad por aquella época, hecho que provocó un movimiento en masa de los campesinos: las plagas perjudicaron de forma brutal a los campesinos que poseían viñedos, por lo que estos decidieron dedicar sus tierras a la plantación masiva de robles. ¿Puedes adivinar lo que pasó?. Seguro que has acertado, pues como bien sabes, los robles son uno de los árboles que favorecen la germinación de la trufa negra.
De este modo, la trufa negra dejó de ser un alimento restringido a las fincas de las élites nobiliarias y empezó a encontrarse en manos del campesinado. Esto provocó un aumento de la oferta y permitió que la trufa negra cogiera gran protagonismo. En España fueron los propios franceses quienes introdujeron la cultura de la trufa, empezando por la zona de Cataluña y de los Pirineos.
La truficultura: el máximo exponente de la trufa negra
Lo cierto es que a pesar de que ya se había descubierto que los robles favorecían la germinación de trufa negra, no fue hasta los siglos XVIII y XIX cuando el hombre comenzó a estudiar el complejo ciclo vital de la trufa así como a diferenciar sus especies.
La primera plantación de trufa negra se hacía con métodos de cultivo poco definidos y que daban resultados aleatorios, pues se plantaba una bellota de roble junto a un poco de trufa. Este método daba resultados de los que no se podía extraer una conclusión sobre el cultivo del hongo. Sin embargo, a inicios del siglo XX, se consiguieron buenos resultados en el cultivo de trufa y se incitó a los truficultores a aumentar sus intentos de cultivo. Fue entonces cuando se descubrió que la trufa negra necesita espacio y una amplia biodiversidad en el suelo que colabore con la riqueza y la nutrición del árbol y el hongo.
Una nueva página en el mundo de la trufa negra
En Sentidos Truferos queremos seguir escribiendo la historia de la trufa negra, por este motivo hemos desarrollado este proyecto con toda la ilusión y pasión por el sector de la trufa negra: Bienvenido a el portal en el que truficultores, consumidores de trufa negra y distribuidores de trufa negra tienen su lugar.